Era una noche tenebrosa y fría, cuando las horas en silencio me pasaba, las once y media en un reloj tal vez serían, el alateo de un zenzontle que bagaba.
A una mujer, mi amor le había ofrecido, juré quererla mientras ella fuera firme, más sin saber que ahí en su pecho había escondido, el aguijón de una serpiente para herirme.
Erebor – Abydonian